lunes, diciembre 05, 2005

LOCOS Y MUERTOS





Bruno Marcos

Perdida en la mañana dominical hay una teleserie que me ha dejado helado. Acomete los dos tabúes más grandes de nuestra sociedad: la locura y la muerte.
Un grupo de fallecidos recientes vaga por una ciudad genérica norteamericana con total cotidianeidad. Son vistos por los vivos e interactúan con ellos. Se trata de unos aparecidos que no sé muy bien si tienen alguna misión o, simplemente, esperan para subir al cielo.
Una chica, de entre ellos, emprende una insana relación con un esquizofrénico que oye voces. Él le dice a ella: ”Es extraño, somos las dos únicas personas que vemos la muerte”.
Toda la serie tiene un aire cínico y desganado como si, desde el universo yanqui, el morirse fuese considerado cosa de perdedores.
Otro día que vi un fragmento de la serie aparecían dos muertos sentados en el tejado de un rascacielos. Uno le decía al otro que cuando, en vida, le preguntó a su padre sobre la muerte, este le había contestado que la mayoría de la gente se muere cuando ya es muy vieja y ya todo le da igual.
Nuestro mundo postmetafísico queda perfectamente retratado: la muerte es invisible a no ser que estés loco o muerto.
Es curioso contemplar como, en el sistema que disfrutamos –a la manera estadounidense-, se ha desplazado la filosofía al campo de la ciencia-ficción, sólo muestra su faz en películas como Blade Runner, Mátrix o El show de Truman; y la alta cultura, la erudición, se escoran, descaradamente, al terreno del terror, véanse Seven, El silencio de los corderos... Lo cual deja en evidencia que pensar no nos sirve, ahora, de nada o, a lo sumo, para enloquecer. A decir verdad es una opción como cualquier otra –una filosofía-, en lugar de pensar lo que no se puede pensar es mejor arrojarlo al inconsciente y mientras podamos -seguir usando el inconsciente como escombrera- ser felices hasta que reviente.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

youngs forever.espérame

diciembre 21, 2005 9:28 a. m.  

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